Entrevista: Programa de Salud Mental del Hospital Pirovano

13.12.2014 18:18

Programa de Salud Mental Barrial del Hospital Pirovano

 “Borges decía que el miedo era un sentimiento popular y si era así, algo de bueno debería tener”

 

 María Ester Gómez, miembro del Comité de Ética y del equipo

de conducción del programa, cuenta cómo se originó este

espacio y las vivencias compartidas en los talleres.

 

 

  Son las diez de la mañana y María Ester Gómez (Psicóloga Social)  ingresa a uno de los espacios ociosos del hospital, una sala de espera con sillas azules para coordinar el taller de violencia familiar, que dirige desde 1995. Allí la esperan unas quince personas de todas las edades que tienen una hora y media para compartir sus problemas.

   Éste es uno de los 300 grupos que son llevados a cabo por  promotores de la salud que aportan sus propias vivencias.

  La entrevistada  relata con emoción la labor del Carlos Campelo, fundador del programa y cuenta cómo se puede aprender a “crecer en salud”, a través del acompañamiento entre los conductores y los concurrentes.

 

  ¿Desde qué año funciona y cómo surgió este espacio en el Hospital Pirovano?

  Hace 18 años Carlos Campelo, que fue el fundador de este espacio tan distinto, empezó a cansarse de ejercer la Psicología Clínica. Él formaba parte del plantel de Psicopatología y Salud Mental del hospital y le propuso a su jefe atender colectivamente. Comenzó a trabajar con grupos y este espacio creció hasta que Campelo se dio cuenta de que las personas que venían, podían también transformarse en agentes de salud. O sea que los pacientes empezaron a abrir espacios en los cuales eran coordinadores. Nosotros decimos que en vez de coordinar, animamos, porque más que la técnica utilizamos el alma. Es decir que somos instrumentos del taller, ya que ponemos nuestras vivencias, lo que nos pasa.

¿Entonces no es necesario que sea un profesional el coordinador, ni que tenga una mirada objetiva como un Psicólogo?

  Hay psicólogos, pero la mayoría no lo son y se meten en la temática con su subjetividad, no es una escucha vacía de sí. Esto vino a raíz de que Campelo estaba informado que en el Consejo Deliberante de la Ciudad de Buenos Aires (cuando la democracia era incipiente) se había creado una ordenanza en la cual los vecinos podían ser promotores de la salud.    Es decir que nosotros no nos ocupamos de la prevención ni de la cura sino de la promoción de la salud, a través de un grupo de vecinos que se reúne y que charla un tema en común.

En épocas de crisis aumentan enfermedades tales como stress, ataques de pánico, fobias. ¿Concurren al programa personas con este tipo de problemáticas? 

  Sí, hay un taller que se llama “¡Uy, que miedo que tengo!” y ahí lo que hacen es trabajar y amigarse con su temor. Jorge Luis Borges decía que “el miedo era un sentimiento demasiado popular y si era así algo de bueno debería tener”. Entonces la temática es: “soy miedoso ¿qué me pasa, qué quiero hacer con esto que tengo?”

¿Este espacio puede ser el único lugar de contacto social para algunas personas? Si es así ¿se forman amistades y en qué grado ayuda para su mejoría esta socialización?

 Sí, esto se da. Nosotros decimos que el Pirovano es un pueblo chico, insertado en esta ciudad tan individualista. En nuestro “pueblito” la gente  empieza a relacionarse y un día van a tomar un café o a ver una película, comienzan a visitarse en sus casas. Y realmente los fines de semana es una maravilla. Si  vieras qué elegantes vienen los hombres y las mujeres a los talleres, los sábados y domingos, porque también hay levante, y de noche ... seguro que hay guerra (risas).

 

¿Qué es lo que aprende haciendo este trabajo, qué le deja?

  Te voy a responder con una experiencia que me dejó mucho.

  Coordiné un taller llamado “La homosexualidad y la familia”.

  Tengo una hermana que es lesbiana y cuando me enteré fue un golpe duro. Pero pensé que ella era una de las personas más admirables que conocía, por su integridad, por un montón de cosas y que si esto le sucedía a ella tan malo no podía ser. Así decidí abrir este grupo que a mi me ayudó mucho y también sirvió para que mi hermana lo hable con nosotros, porque era un tema que no se tocaba en casa.

Mi hermana no vino al taller pero sí lo hizo mi mamá. Esto trajo una bocanada de salud a mi familia. A mí me solucionó la vida, por eso nosotros decimos que los grupos no son para la gente que viene sino para los coordinadores. Estando bien el animador y pudiendo trabajar en lo suyo es como un sol que ilumina a todos los que lo rodean, así las personas que vienen al grupo se sienten cómodas y pueden analizar sus problemas pero por efecto rebote. Por eso en los talleres del Pirovano aprendí lo que es la verdadera comunidad y que codo a codo con el otro,  con la confianza y el acompañamiento mutuo, se puede construir algo mejor y crecer en salud.

                                                 ALICIA VICTORIA MIRANDA

 

Nota: Entrevista realizada en 2003. Corrección actualizada: Diciembre, 2014